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LA PROSA PÚLSAR DE E.T. EL CUENTISTA

  arde la misma nada que no es nada sino un pensar en llamas, al fin humo Octavio Paz , Piedra al sol     La tarde transcurrida entre los sauces. En el servicio de té el bosque es el reflejo de un incendio y una abeja zumba sobre el pastel. Hace ya casi un jesucristo, treinta y dos años, que su primer libro de relatos, Velocidad de los jardines , causó una fascinación inhabitual en el mundillo literario, cuando no sólo la crítica celebró los hallazgos de una prosa como soplada en vidrio y de solvencia técnica, lírica a raudales, sino que forjó una legión de lectores afines a ese timbre narrativo donde el humor, la orfandad y la ternura crean personajes y atmósferas (casi mejor habría que decir voces, una luz) inolvidables .    Leer a Tizón podría parecerse a escuchar el mar de fondo en las fotografías de Madoz . Lo visual y lo insólito cotidiano, esa ironía dulce y acre, como un azar encontrado, magias modestas, son fuelle de esta escritura . Luego vendrían Parpadeos (20

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